Motivado por la visión de un mundo sin desperdicios, en mi laboratorio en Florencia creo joyería personalizada recuperando esas antiguas técnicas de orfebrería, donde el metal precioso se funde y toma forma en moldes de arena, en huesos de sepia pacientemente excavados y en superficies reticuladas por el calor del fuego. Así es como nacen creaciones únicas e íntimas, capaces de evocar emociones profundas. Desde la cuidadosa elección de materiales hasta la mano de obra artesanal, el proceso es orgánico, armonioso y proporcional a todo lo que lo rodea.